En un artículo anterior, estuvimos hablando sobre qué es el JUEGO LIBRE (te invito a que lo leas si no lo viste aún). Pero ahora quisiera que nos enfocáramos un poco en qué tipo de juguetes son los más favorables para fomentar este juego.
Los juguetes que eligen los niños no solo cumplen la función de entretenerlos, es mucho más que eso: son el vehículo que utilizan para comprender el mundo, para expresarse, para desarrollar su imaginación y creatividad.
Algunas características importantes que deben tener estos juguetes son:
· Un juguete puede ser cualquier elemento seguro que encontremos en casa, un retazo de tela, una soguita, unos broches, piedras, ramitas, etc
· deben ser sencillos, para que la complejidad la aporte la mente del niño
· de un tamaño acorde a sus manitos, para que puedan manipularlos fácil y libremente por sí solos
· con pocos detalles y pocas funciones preestablecidas. Sin exceso de botones, luces, sonidos, que hablen, caminen, canten canciones, sean estridentes, etc. Más bien, juguetes sobrios, que pueden estimular más de un sentido, pero sin “agresividad”, donde ellos puedan explorarlo sin ser avasallados por un volumen fuerte o luces parpadeantes.
En cuanto a los muñecos y/o muñecas, es importante que no sean personajes existentes, donde ya tienen un nombre, una profesión, una serie de características ya dadas, una “personalidad” ya definida, etc. En la representación de la figura humana es donde ellos pueden tener la posibilidad de expresarse, de asignar un rol (una mamá, un papá, ellos mismos), una edad (adulto, niño, anciano, bebé), un género (varón, mujer, indefinido, etc), una profesión (un médico, un vendedor, una maestra…), y, muy especialmente, una emoción. El muñeco puede estar triste, contento, asustado, llorando, feliz, angustiado, o lo que ellos estén necesitando expresar en ese momento concreto.
Muy difícilmente, si tienen un muñeco de un personaje comercial, van a jugar con él asignándole una personalidad diferente a la que el personaje ya tiene. Por ejemplo, si tienen a Batman, será raro que puedan hacer que es un niño que está yendo de la mano de su mamá o papá a la escuela, o que en algún momento del juego sienta miedo o llore: Batman jamás haría eso.
En cambio, un muñeco de características físicas más neutrales, podrá ser un niño o un adulto, según lo que su creatividad dicte en ese momento, y podrá reinventarse en un personaje diferente la próxima vez que juegue, con otro nombre y otras acciones por desarrollar.
Es por eso que los juguetes deben permitirles actividad, justamente lo opuesto a ser observadores pasivos de un juguete que hace todo por ellos, que ya tiene todo pensado con anterioridad al juego. Y cuantos menos detalles tenga y menos funciones preestablecidas posea, más terreno tendrá el niño para dejar volar su imaginación y su expresividad.
“Los niños necesitan la libertad y el tiempo para jugar. Jugar no es un lujo, es una necesidad” - Kay Redfield Jamison, Psicóloga clínica y escritora